lunes, 6 de julio de 2009

Vender en tiempos de crisis

En la última semana me han llamado no una sino dos empresas para vendernos el producto que describo a continuación. Se trata de una especie de congreso en el que supuestos “corporate counsels”, o sea directores de asesoría jurídica de grandes compañías, conocen despachos de abogados en otros países. El vendedor empieza por halagarte el oído: te han seleccionado de entre todos los abogados de Madrid sólo tras mucho pensar y gracias a recomendaciones de anónimos clientes cuyos nombres no te dicen.

La organización te cobra una bonita suma, te aloja en un hotel y propicia reuniones, cenas y entrevistas con “corporate counsels” supuestamente necesitados de abogados en España. Imagino que a los “corporate counsels” les pagan por acudir a tan peregrino y sacrificado evento. Bastante trabajo tienen, digo yo, los pobres “corporate counsels” lidiando con sus asuntos para que les expongan durante horas las bondades de un despacho de abogados tras otro.

Si al vendedor del evento le dices que no, directamente te apunta al corazón, te pregunta si es que no puedes pagarlo y te dice que lamentablemente van a tener que venderles el congreso a tus competidores. Si le dices que tienes que pensarlo, te llama unas 500 veces a ver si te convencen. Si le das la clásica respuesta “envíame la información por escrito”, responde que no puede hacerlo porque esto es muy exclusivo y no se lo permite su jefe.

¿Realmente existen esos macro congresos? ¿Sirven de algo? Si tú fueras a buscar un abogado ¿lo harías así?

Creo que la crisis va a acabar con muchas convenciones, congresos y otros macro eventos de los de viaje en avión y estancia en hotel. Se perderá ese formato en beneficio de nuevos canales como Internet. Igual que estamos viviendo el fin de la era impresa, la forma de hacer negocios espero que se vuelva más personal (redes) y más tecnológica (Internet), sin sitio para reuniones físicas multitudinarias. También está cambiando la forma de impartir cursos, seminarios y conferencias, con una disminución del número de sesiones físicas frente a los formatos virtuales, la videoconferencia y el blog. Desde que zapeamos, no somos los mismos … y bienvenidos los nuevos tiempos.

1 comentario:

  1. Que los abogados se incorporen por fin a la tecnología (entendida como algo más que presumir de blackberry último modelo mostrándola ostentosamente en la mesa y atendiendo preferentemente a cualquier interlocutor que entre por esa vía aunque interrumpa tu conversación) será un gran paso para la profesión, que en ese aspecto ya no tendrá nada que envidiar a otros gremios como los soladores-alicatadores o las peluqueras (con todos mis respetos)

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