martes, 21 de julio de 2009

Lecciones financieras aprendidas en estos dos años de crisis

Ayer leí este artículo tan interesante en El País y reconozco que tiene razón. Hemos aprendido mucho en los últimos meses y años sobre finanzas. Hemos aprendido que no basta fiarse de una marca para comprarle un producto. Esto vale para los objetos de consumo diario, pero no para los productos financieros.

Los inversores financieros han vivido de las marcas: han comprado los productos más complejos fiados sólo en que se los vendían grandes y prestigiosos bancos. Abuelitas centenarias han invertido en estructurados, en autocancelables, en hedge funds, en productos espeluznantes que no entendían. Las empresas y particulares no han valorado el riesgo de producto, de contraparte ni otros asociados a sus inversiones financieras y hay gente que lo ha perdido todo.

Estoy convencida, basándome en las asambleas de afectados por diversos productos financieros fraudulentos, de que el ciudadano medio no sabe de la misa la mitad. La marca del vendedor les ha pesado más que su propio criterio o intuición. Ahora resulta que los custodios no custodian, los auditores no auditan y los tribunales no tienen tiempo de juzgar todo lo que se les viene encima.

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