lunes, 22 de septiembre de 2008

Otoño en Peñalara

Hacía veinte años que no subía a Peñalara y me pareció otra. La Comunidad de Madrid hace años cerró las pistas de esquí de Valcotos y está restaurando los ecosistemas. Les felicito.
http://www.parquenaturalpenalara.org/

La excursión fácil comienza dejando el coche en el aparcamiento del Puerto de Cotos y recogiendo un folleto en el centro de información del Parque Natural de Peñalara, que está en un chalet bien a la vista. Se sigue un camino hasta el Mirador de la Gitana, que tiene una curiosa brújula que señala los nombres de los picos circundantes y también un reloj de sol en el suelo. Te pones de pie en el símbolo del zodiaco presente y tu sombra señala la hora. Hasta ahí es accesible para discapacitados y niños en carrito al transcurrir el camino por una pista de tierra apisonada bastante lisa y ancha.

La ruta se empina ligeramente camino de la Laguna Grande de Peñalara. Se atraviesan zonas de pinares y jaras y, en general bosque de alta montaña mediterráneo. Más arriba dejan de crecer los pinos y sólo encontramos pastos de montaña y líquenes, que le dan un característico color verde amarillento muy especial. Pastan caballos y vacas y se supone que hay rapaces y ranas, que yo suelo apañarme para no ver. En materia de animales, me interesan los seres humanos (algunos) y los demás animales me gustan sólo a la plancha o en sushi.

Ya en la Laguna Grande se intercalan la roca desnuda y el agua. Fue creada por un antiguo glaciar. Si te fijas puedes ver las rocas estriadas por la lengua del glaciar.
http://es.wikipedia.org/wiki/Glaciar

Ahora está la Laguna protegida con un alambre que no impide apreciar su belleza. Muy al contrario, facilita la contemplación y la masiva toma de fotos al disuadir a los visitantes de acercarse más. Todavía más disasorio es el guarda que anda permanentemente por allí.

Ni un papel, ni una colilla, ni un plástico en todo el camino. El estado de conservación, el silencio y el respeto son máximos allí incluso en un día festivo como pasado el 9 de septiembre.

La ruta en total mide 5,2km, con una dificultad muy leve y perfectamente apta para niños urbanitas. En la ruta hay dos fuentes en las que no se aclara si el agua es potable, así que nos atuvimos a las botellas que llevábamos. En todo caso, para los que se encuentren con fuerzas, se ofrecen periplos alternativos por Peñalara más largos y difíciles. Hay que llevar sombreros porque, acabada la zona de pinares, caminas a pleno sol o lluvia o nieve, táchese según proceda.

La jornada se redondea en la mesa en el Valle del Paular, de lo que escribiré otro día.

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