lunes, 8 de septiembre de 2008

Nos timan

Cada vez que salgo de España vuelvo convencida: vivir en España es carísimo. Algunos ejemplos:

- Los pisos en Madrid cuestan como en París. Pequeña diferencia: los parisinos ganan mucho más. Un abogado de primer año en un despacho grande de París puede llegar a fichar por 75.000 euros. El ingreso medio por hogar en España era (dato del INE 2004, perdonad que no tenga otro más reciente): 22.418 euros.

- La cuenta del restaurante en Barcelona no tiene nada que envidiar a la de San Francisco – California (pre-devaluación del dólar, ojo). Eso sí, en San Francisco te ponen una ración de verdad y aquí, nouvelle cuisine o, por usar la denominación de la industria perfumera “una muestra sin valor comercial”. En San Francisco te dan productos orgánicos y aquí, prefiero no investigar.

- Una Coca-Cola en Londres no cuesta mucho más que en Menorca. Claro, es que Menorca está lleno de ingleses… Pues no me han pedido el pasaporte para hacerme descuento por ser turista nacional.

- Y lo peor: un kilo de tomates kumato cuesta menos en Gstaad (Suiza) que en el Caprabo de O’Donnell (Madrid). Diréis: bueno, es que Suiza tiene grandes extensiones agrarias todavía. Es verdad, y también muchas vacas. Pues bien, los tomates eran … de Almería. De los tomates normales, ni hablamos.

Periódicamente es noticia en los diarios el exorbitado encarecimiento de los productos alimentarios desde el agricultor hasta el consumidor. Esta semana he leído que se encarecen un 525%. No sé dónde se queda el margen. Evidentemente, en algún eslabón por el camino.

¿Qué hay más estandarizado que un coche? Opel Zafira, en España 18.000 euros. En Alemania, 21.000 euros. (Datos obtenidos de las respectivas páginas web). ¿Cómo es posible que cuesten casi igual, con la abismal diferencia de renta per capita de un país y del otro?

Concluyo que, efectivamente, la vivienda y los productos de consumo están sobrepreciados en España como si fuéramos una gran potencia mundial. Y no lo somos. A ver si con la crisis de consumo dejamos de ver las pizzas a precio de solomillos.

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