lunes, 29 de septiembre de 2008

Procrastinación, resiliencia y asertividad

O son neologismos o han devenido populares sólo en los últimos tiempos. Empiezo por la procrastinación con un ejemplo gráfico:
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Procrastinar se define en la Real Academia como “diferir, aplazar”. La Wikipedia, fuente de máxima modernidad, va mucho más allá y hasta describe un comportamiento patológico eventual y otro permanente. Según la Wikipedia, la procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro) es la acción de postergar actividades o situaciones que uno debe atender, por otras situaciones más irrelevantes y agradables.

Refrán asociado: “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.

Canción asociada: “Dock of the Bay” de Otis Redding. Sitting in the morning sun, I’ll be sitting when the evening comes... El vídeo es buenísimo.



Ejemplos clásicos: hacer la declaración del IRPF el 29 por la noche, presentar los escritos procesales el último día en la guardia, pasarse en blanco la noche antes del examen, dejar que venza el período de prueba del empleado sin despedirlo, etc. Más explicaciones y tratamiento en http://www.indiahowto.com/how-to-stop-procrastinating.html.

Comento esta palabra porque ya debería haber hecho las cajas para la mudanza. Pasado mañana dos de mis socios y yo abrimos un nuevo despacho de abogados junto con nuestros equipos completos y me quedan un par de cosas o tres por hacer ... todas ellas apasionantes y divertidas.

Resiliencia

La resiliencia no existe como término en la Real Academia y mira que los ingenieros tienen claro su concepto.Trasladado a la psicología, resulta que el término resiliencia refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a tragedias o períodos de dolor emocional. Cuando un sujeto o grupo humano es capaz de hacerlo, se dice que tiene resiliencia adecuada, y puede sobreponer a contratiempos o, incluso, resultar fortalecido por los mismos. El concepto de resiliencia se corresponde con el término entereza.


Dejadme que intente una explicación mejor. En mis viejos tiempos de Clifford Chance había un cuestionario de evaluación de abogados que valoraba tu resiliencia. La resilience era muy importante para hacer frente a closings posteriores a un all nighter y sometidos a mucho stress, todo ello sin hacer trade off más que lo imprescindible y, eso sí, conservando high spirit y a ser posible buena cara. Se valoraba a efectos del appraisal. No se recuerda que aquello tuviera relación con el sueldo, pero de todas formas hacíamos el cuestionario año tras año.


Refranes asociados
: “no pain no gain” y “el que la sigue, la consigue”.

Canción asociada en honor a mi marido y seres análogos: “Resistiré”, de Barón Rojo. Resistiré, resistiré hasta el fin….




Ejemplos clásicos heredados de la cobranza por horas a los clientes: contrato de financiación que lleva treinta anexos y dos side letters, una legal opinion y dos prendas. Eso es imposible firmarlo si la noche de antes no hay una conference call a las 22, un mark-up a las 4 de la mañana y una pléyade de abogados que en el último momento intercambian la cláusula 14 (ii) segundo guión por la 19.4 romanillo (iv) segundo párrafo (un suponer).

Asertividad

Según la Real Academia, “asertivo” quiere decir “afirmativo”. Qué pobre y carente de matices es esta interpretación de una de las palabras de moda. Según la Wikipedia se trata de un comportamiento comunicacional (¡aaagh, qué palabra!) maduro en el que la persona ni agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que expresa sus convicciones y defiende sus derechos. Más detalles en ASERTIVIDAD

Refrán asociado: “al pan, pan y al vino, vino”.

Canción asociada: “tell me what you want, what you really really want” de las Spice Girls.


Espero haber dado muestra de asertividad contando en este artículo lo más políticamente incorrecto pero lo más sincero y claro. A ver si me pongo a las Spice Girls ahora mientras hago las cajas…

lunes, 22 de septiembre de 2008

Otoño en Peñalara

Hacía veinte años que no subía a Peñalara y me pareció otra. La Comunidad de Madrid hace años cerró las pistas de esquí de Valcotos y está restaurando los ecosistemas. Les felicito.
http://www.parquenaturalpenalara.org/

La excursión fácil comienza dejando el coche en el aparcamiento del Puerto de Cotos y recogiendo un folleto en el centro de información del Parque Natural de Peñalara, que está en un chalet bien a la vista. Se sigue un camino hasta el Mirador de la Gitana, que tiene una curiosa brújula que señala los nombres de los picos circundantes y también un reloj de sol en el suelo. Te pones de pie en el símbolo del zodiaco presente y tu sombra señala la hora. Hasta ahí es accesible para discapacitados y niños en carrito al transcurrir el camino por una pista de tierra apisonada bastante lisa y ancha.

La ruta se empina ligeramente camino de la Laguna Grande de Peñalara. Se atraviesan zonas de pinares y jaras y, en general bosque de alta montaña mediterráneo. Más arriba dejan de crecer los pinos y sólo encontramos pastos de montaña y líquenes, que le dan un característico color verde amarillento muy especial. Pastan caballos y vacas y se supone que hay rapaces y ranas, que yo suelo apañarme para no ver. En materia de animales, me interesan los seres humanos (algunos) y los demás animales me gustan sólo a la plancha o en sushi.

Ya en la Laguna Grande se intercalan la roca desnuda y el agua. Fue creada por un antiguo glaciar. Si te fijas puedes ver las rocas estriadas por la lengua del glaciar.
http://es.wikipedia.org/wiki/Glaciar

Ahora está la Laguna protegida con un alambre que no impide apreciar su belleza. Muy al contrario, facilita la contemplación y la masiva toma de fotos al disuadir a los visitantes de acercarse más. Todavía más disasorio es el guarda que anda permanentemente por allí.

Ni un papel, ni una colilla, ni un plástico en todo el camino. El estado de conservación, el silencio y el respeto son máximos allí incluso en un día festivo como pasado el 9 de septiembre.

La ruta en total mide 5,2km, con una dificultad muy leve y perfectamente apta para niños urbanitas. En la ruta hay dos fuentes en las que no se aclara si el agua es potable, así que nos atuvimos a las botellas que llevábamos. En todo caso, para los que se encuentren con fuerzas, se ofrecen periplos alternativos por Peñalara más largos y difíciles. Hay que llevar sombreros porque, acabada la zona de pinares, caminas a pleno sol o lluvia o nieve, táchese según proceda.

La jornada se redondea en la mesa en el Valle del Paular, de lo que escribiré otro día.

jueves, 18 de septiembre de 2008

La Noche en Blanco

Por segundo año consecutivo (si es que no aprendo…) volví a “La Noche en Blanco” http://lanocheenblanco.esmadrid.com/lanocheenblanco/, que es un sarao multitudinario que organiza con gran fanfarria y 1.500.000 euros el Ayuntamiento de Madrid. Si tú también fuiste, no hace falta que sigas leyendo. Si no fuiste, te cuento de verdad-de verdad-de verdad de lo que se trata.

http://www.elpais.com/videos/cultura/madrugada/arte/asfalto/elpvid/20080914elpepucul_1/Ves/

Cinco patos gigantes de goma flotan en la fuente de La Cibeles, con la Plaza en penumbra. Enfrente, una instalación proyectada en la fachada de Correos (actualmente, sede de la Corporación Municipal) recoge tres o cuatro manchas naranjas de luz y suenan besos (sí, muac, muac) a razón de uno cada dos o tres segundos. La fachada de Telefónica en la Gran Vía luce adornada (¿?) por unos enormes tubos de tela rellenos de aire, que son de color y aspecto de intestino, no sé si delgado o grueso.

Lástima que me perdí los sonidos imitando al mar en el Templo de Debod, la caja de cristal con una violonchelista dentro y los DJ’s en el Paraninfo de la Complutense. Otras cosas que me perdí fueron las larguísimas colas que hacía la gente sin coacción, libre y voluntariamente, para hacer cosas tan apasionantes como ver las cocinas del Palacio Real (sic) o pasar andando por el arco central de la Puerta de Alcalá. Y tampoco hice la cola kilométrica para entrar gratis al Museo del Prado. Aviso: es gratis todos los domingos por la tarde y cualquier otro día con el carnet de profesor del IE también entras gratis.

Pensaréis que, para semejantes majaderías, seríamos cuatro gatos. Pues bien, gatos no sé los que habría porque para ser considerado gato hay que acreditar tres generaciones de nacidos en Madrid. Yo conozco un gato y tengo dudas sobre otra. Gatos, por tanto, estadísticamente eran pocos aunque, paseantes al relente de septiembre éramos miles.

El madrileño no es gato porque sus padres, abuelos, o incluso él mismo nació en cualquier otro sitio y no por eso deja de ser tan madrileño como el mismo Neptuno. Y al madrileño lo que le gusta es refrescar su cariño por una ciudad ruidosa, sucia e intransitable, pero que no cambiamos por otra.

La gente salió el sábado a pasear La Noche en Blanco igual que va a todas las manifestaciones de uno u otro signo, maratones, San Silvestres, cortylandias, misas al aire libre, desfiles de las Fuerzas Armadas, días del Orgullo Gay, visitas de Papas, cabalgatas de los Reyes Magos y en general, a cualquier cosa que impida que, si se cae el techo de su casa, le pille debajo (expresión de mi madre). Lo que hacíamos todos era pasear por el centro de Madrid. Íbamos todos bien apiñaditos por el centro de la calle Alcalá y nadie por las aceras. De eso se trataba, y los patitos, los besos y las violonchelistas quedan como otra idea carísima del Alcalde Presidente para sacarnos de casa y hacernos consumir en los bares.

El año que viene, recordadme que no vaya, pero no dejéis de ir algún año vosotros.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Nos timan

Cada vez que salgo de España vuelvo convencida: vivir en España es carísimo. Algunos ejemplos:

- Los pisos en Madrid cuestan como en París. Pequeña diferencia: los parisinos ganan mucho más. Un abogado de primer año en un despacho grande de París puede llegar a fichar por 75.000 euros. El ingreso medio por hogar en España era (dato del INE 2004, perdonad que no tenga otro más reciente): 22.418 euros.

- La cuenta del restaurante en Barcelona no tiene nada que envidiar a la de San Francisco – California (pre-devaluación del dólar, ojo). Eso sí, en San Francisco te ponen una ración de verdad y aquí, nouvelle cuisine o, por usar la denominación de la industria perfumera “una muestra sin valor comercial”. En San Francisco te dan productos orgánicos y aquí, prefiero no investigar.

- Una Coca-Cola en Londres no cuesta mucho más que en Menorca. Claro, es que Menorca está lleno de ingleses… Pues no me han pedido el pasaporte para hacerme descuento por ser turista nacional.

- Y lo peor: un kilo de tomates kumato cuesta menos en Gstaad (Suiza) que en el Caprabo de O’Donnell (Madrid). Diréis: bueno, es que Suiza tiene grandes extensiones agrarias todavía. Es verdad, y también muchas vacas. Pues bien, los tomates eran … de Almería. De los tomates normales, ni hablamos.

Periódicamente es noticia en los diarios el exorbitado encarecimiento de los productos alimentarios desde el agricultor hasta el consumidor. Esta semana he leído que se encarecen un 525%. No sé dónde se queda el margen. Evidentemente, en algún eslabón por el camino.

¿Qué hay más estandarizado que un coche? Opel Zafira, en España 18.000 euros. En Alemania, 21.000 euros. (Datos obtenidos de las respectivas páginas web). ¿Cómo es posible que cuesten casi igual, con la abismal diferencia de renta per capita de un país y del otro?

Concluyo que, efectivamente, la vivienda y los productos de consumo están sobrepreciados en España como si fuéramos una gran potencia mundial. Y no lo somos. A ver si con la crisis de consumo dejamos de ver las pizzas a precio de solomillos.

lunes, 1 de septiembre de 2008

La generosidad de José María

Tuve la fortuna de que José María Cervelló me permitiera ser su ayudante en la asignatura de Política de Asesoría nada menos que tres años. La labor consistía en sentarme en clase y poner cara de saber cómo tributa la hipoteca constituida por un particular a favor de un usurero, por contraposición con la hipoteca que garantiza un préstamo bancario.

Luego yo tenía que corregir en mi casa los casos prácticos de los alumnos y distinguir los que estaban simplemente mal de los horribles, tratando de encontrar algo salvable en los que eran directamente erróneos del todo. Acordáos de lo difícil que eran el asunto aquel de las viñas de la Rioja que había que arrancar por mandato comunitario, saber si el Código Civil está vigente y con qué rango, ordenar las fuentes del Derecho (leyes de bases y la de Presupuestos Generales del Estado incluidas), elaborar una lista decente de formas de “hacerse” (genérico) con un “solar” (específico), aplicar el ITP-AJD cuota fija y variable. En fin, quien más quien menos metíamos la pata todos los alumnos casi todas las veces que hablábamos.

¿Y qué hacía José María Cervelló ante el espectáculo de nuestra ignorancia? Pues siempre encontraba, entre toda la basura verbal, una idea, un destello, una pista hacia algo correcto. Desechaba lo que sobraba y tiraba del hilo de algo correcto o medianamente digestible que hubiera dicho el alumno. De esta manera le hacía ver al valiente voluntario (i) que más valía no profundizar en su error; (ii) que de todas las cosas equivocadas siempre se puede sacar alguna enseñanza; y (iii) que hay que seguir intentándolo sin rendirse. De esto último dio ejemplo para llenar bibliotecas enteras.

El curso terminaba con un pedazo de recompensa en junio consistente en una cena a la que nos invitaba José María a todos sus ayudantes, y entonces poníamos las notas alrededor de unos steak tartares en El Hispano. Cuantísimo trabajo le costaba suspender. Y mira que los alumnos hacían (hacíamos) méritos. Siempre veía Cervelló la forma de salvar a este alumno por su participación, a ése por su entusiasmo, a aquél porque fíjate en cómo fue mejorando … La dificultad de la asignatura y el método de enseñanza podían haber desembocado en una cosecha de suspensos, y seguro que nadie habría recurrido en reposición. Sólo una vez vino con la idea frontal de suspender a un alumno, y fue por un reiterado comportamiento de boicot en clase. Aun así, qué mal le supo a José María.

José María Cervelló tenía la generosidad de las personas muy inteligentes. Siendo quien más sabía, era capaz de reconocer el mérito (tantas veces, escaso) de los conocimientos de otros. Sabía reírse cuando le pillaban en un renuncio (gran victoria del alumno correspondiente). Compartía sus conocimientos. Buscaba huecos no cubiertos por el programa y los impartía él. Regalaba consejos en el poco tiempo que le quedaba libre.

Os cuento una última anécdota: un día en el MAJ coincidió la hora de la clase con un Real Madrid – Barça. Un alumno nos dijo que habían hecho una porra en clase y le invitó a participar, cosa que evidentemente hizo. Pues bien, José María Cervelló ganó la porra. El jueves siguiente, entró en clase y reclamó su dinero como un buen apostante. El siguiente jueves reinvirtió el premio en violetas de La Pajarita. Seguro que su reinversión sigue dando frutos.

Gracias José María, que no te lo dije suficientes veces en vida.