lunes, 2 de febrero de 2009

El Cid inventó las subprime

Que leáis el Mío Cid – mucho he de recomendaros
Nos demuestra que en la Historia – todo estaba ya inventado.
Rodrigo el Campeador – más pirata era que Madoff
Por director financiero – puso a un tío espabilado
Que Antolínez se llamaba – y era listo como un rayo.

Resulta que a Mío Cid – las cuentas no le cuadraron
Los tributos él cobraba – y algo se echaba al refajo
La intervención de cuentas – lo tenía expedientado.
De Castilla con lo puesto – con cien colegas le echaron
Y mucha financiación – él se la pidió a los bancos
Era capital semilla – para el proyecto montado.

“Gastado tengo yo ahora – todo mi oro y mi plata
Con vuestro consejo, pues, quiero construir dos arcas
Las llenaremos de arena – para que sean pesadas,
De adornos muy bien cubiertas – y muy bien claveteadas.

Buscad a Raquel y Vidas – decidles que me han privado
El poder comprar en Burgos – y que el Rey me ha desterrado
Y que llevarme mis bienes – no puedo pues son pesados
Y empeñárselos quisiera – por lo que fuese acordado
Que me los lleven de noche – y no los vean cristianos.

Raquel y Vidas, los dos – juntos estaban entrambos,
Ocupados en contar – cuanto llevaban ganado.
“Raquel y Vidas, amigos – buenos, dadme vuestras manos
No me descubráis jamás, - ni a nadie habéis de contarlo.
Para siempre os haré ricos – y nada habrá de faltaros.
El Campeador, mío Cid, - por impuestos fue enviado
Y trajo tantas riquezas – para sí que le han sobrado,
Y sólo quiso quedarse – con lo que valía algo.
Tiene dos arcas repletas – del oro más esmerado
Deja aquí sus heredades – sus casas y sus palacios
Las arcas llevar no puede – pues sería denunciado
Y quiere el Campeador – dejarlas en vuestras manos
Para que le deis por ellas – algún dinero prestado
Tomad las arcas, y luego – llevadlas a buen recaudo
Más antes de ello, sabed – que habéis de jurar entrambos
Que no las habéis de abrir – durante todo este año.”

Entre sí Raquel y Vidas – de esta manera se hablaron
“Necesidades tenemos – en todo de ganar algo.
Esta arcas de mío Cid – las tomaremos para ambos,
Y el tesoro meteremos – donde nadie pueda hallarlo.
Pero decidnos: ¿el Cid – con qué se verá pagado
O qué interés nos dará – durante todo este año?”
Así Martín Antolínez – les repuso muy taimado:
“Mío Cid ha de querer – lo que aquí sea ajustado;
Poco os ha de pedir por – dejar sus bienes a salvo.
Muchos hombres se le juntan – y todos necesitados
Y para ellos precisa – ahora seiscientos marcos.”
Dijeron Raquel y Vidas – “Se los daremos de grado.”
Dijo Martín Antolínez – “El Cid los está esperando,
Y necesidad tenemos – que nos entreguéis los marcos”.
Dijeron Raquel y Vidas – “No se hacen así los tratos
Sino primero cogiendo – las prendas y luego dando.”
Sonrioles mío Cid - y así comenzó a hablarlos:
“Yo me marcho de esta tierra – porque el Rey me ha desterrado.
De todo cuanto ganare – habrá de tocaros algo
Mientras viváis, si yo puedo – no estaréis necesitados”


Codicia de los banqueros – ya la habréis reconocido
Hemos visto que el contrato – real quedó concluido
No perfeccionan la prenda – sin poseer el activo
Y se acepta en garantía – un subyacente podrido.

El Cid, empresario honrado – al saqueo consagrado
Emprendió y ganó las guerras – en que se vio involucrado
Al Rey cubrió de prebendas – donaciones y regalos.
Los de Carrión a sus hijas – por la guita desposaron.
No sabemos si el Cid – devolviera lo prestado
Pero se hizo muy muy rico – finalmente fue indultado.

Al Heston y como a Sofía Loren – no prestéis mayor cuidado.
Mejor bebed en las fuentes – de libros encuadernados.
Concluiréis, como decía – que ya está todo inventado.
Que el embrollo era de caja – no de juras, sí de cuartos.

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