lunes, 31 de marzo de 2008

Sexo, mentiras y más (y II)

En el post de la semana pasada argumentaba que, si hay un territorio abonado para la mentira, es el sexual. Hoy abordo la hipocresía del lenguaje público precisamente en este ámbito, con sus ejemplos y fotos, como es habitual.

Monárquicos o republicanos, de derechas o de izquierdas, desde los más católicos hasta los más descreídos de los periódicos, todos incluyen páginas y más páginas de (atención al primer eufemismo) “relax” o “contactos”. Bien podrían llamarlo por su nombre en román paladino: prostitución. Incluyo a los diarios supuestamente defensores de los derechos humanos así como de la igualdad de hombres y mujeres. En definitiva, publican estos anuncios, menos el BOE, todos los diarios.

Me parece una vergüenza que se dé difusión a esta actividad explotadora de la libertad de las personas. Fijáos cuando vayáis por la carretera: los clubs (otro eufemismo) tienen rejas en las ventanas.Y no son para que trepen las enredaderas, precisamente.

Especialmente mentirosos son los sempiternos anuncios de jóvenes asiáticas, que manifiestan que las chicas tienen 18 años.

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¿Qué ofrece el anuncio y qué busca el cliente? Evidentemente, menores de edad, y como ese servicio no puede anunciarse, pues ponen la cifra mágica de 18.

Los artículos 178 y siguientes del Código Penal parecen bien claros: cuando alguien tiene una relación sexual con otra persona que no quiere tenerla, o es violación, o es abuso sexual o es algún otro tipo de agresión. Pues bien, las prostitutas con las que te cruzas en la calle no es que parezcan muy entusiasmadas con su trabajo. No quiero ni imaginarme la gran vocación que seguro tienen las que están retenidas ilegalmente tras las rejas.

Es muy poca la gente que hace algo contra la explotación sexual. Y quien, desde los poderes públicos a las comunidades de vecinos (sé de lo que hablo) hace algo, lo hace para alejarla de su vista. Fue conocido el caso del municipio de Reus, en el que se multaba por infracciones de tráfico a los conductores que se paraban a reclamar los servicios de las prostitutas (digo reclamar y no contratar, porque el contrato exige consentimiento, objeto y causa).

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Reus/multara/quien/entorpezca/trafico/buscar/servicios/prostitutas/elpepusoc/20070309elpepusoc_2/Tes

Es un buen ejemplo de hipocresía: la medida persigue expulsar de una zona en concreto la práctica del oficio, pero no combatirlo de raíz. En Italia, las multas las mandan a casa, para reforzar la vergüenza del sancionado.

Siento amargaros el lunes con este post tan escéptico sobre la condición humana. Para combatir la pesadumbre, os mando otro ejemplo de hipocresía: el mentiroso pero próspero negocio de las coartadas para infidelidades conyugales.

http://www.elpais.com/articulo/reportajes/negocio/infidelidad/elpepusocdmg/20080323elpdmgrep_2/Tes/.

No sé si todo el mundo miente, pero a juzgar por lo que sale en el periódico hay que ver cuantísimo se miente.

lunes, 24 de marzo de 2008

Sexo, mentiras y más (I)

Si hay un ámbito en el que la gente siempre miente, es el del sexo. Veamos qué interesante cartel he hurtado/levantado/retirado de un hotel en mis vacaciones de Semana Santa. Por si caben dudas, el cartel aparecía al lado del mando a distancia de la tele.

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Aclaro que la tele ofrecía cuatro canales de pago por visión: uno de niños, otro de deportes, otro de películas y el cuarto, el que se sospecha relevante a estos efectos, denominado “para adultos”. Aquí vemos cómo el gremio la hostelería, siempre solícito, se anticipa a la pregunta del cliente:

- Hola, si compro la película (pongamos por caso) del “Ultimatum de Bourne”, ¿me saldrá desglosada en la factura?

Respuesta correcta:

- No se preocupe, sale como “Servicios de Comunicaciones”.

Ahora compruebo con la Real Academia http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=comunicación que la comunicación incluye el cine o que el cine es una forma de comunicación, así que la responsabilidad fiscal del hotel por facturar conforme a servicios efectivamente prestados está salvada.

Y claro, puestos a entregar la factura en la empresa junto con el resto de los justificantes de gastos del arduo viaje de negocios, queda mucho menos mal haberse gastado el presupuesto en Servicios de Comunicaciones que en cualquier producto claramente lúdico-festivo como, por ejemplo, en un partido del Madrid-Barça o mismamente lo que estáis pensando. Quiero decir que es un gasto claramente deducible el mantenerse comunicado con el resto del entramado laboral cuando labores ineludibles hacen viajar al abnegado empleado. No me parece tan deducible fiscalmente (ni tan aceptado socialmente) que con el dinero de la empresa uno se dedique a ponerse al día de la filmografía dejada de ver en casa o que ¡cómo va a ver en su casa!

Amig@s directores/as financieros/as, controllers, jefes en general, no es compulsivo-uso-de-la-WI-FI-para-descarga-de-correo-electrónico-profesional todo lo que bajo “Servicios de Comunicación” reluce.

Y si estáis pensando “pero Teresa, a qué hoteles llevas a tus hijos en Semana Santa”, os tranquilizo: Hotel Santa María de El Paular. Como se enteren en la sede central de Sheraton, lo mismo cambian la política de facturación.

lunes, 10 de marzo de 2008

Arte y parte (parte del tiempo que viajamos por trabajo)

Es la tercera vez en este curso que me escapo a visitar un museo en horario normal de trabajo. Lo recomiendo, pero sólo a quienes tengan control sobre su agenda. Oxigena mucho de cara a largas reuniones de negociación.

Con ocasión de una visita a Nabarro (www.nabarro.com), nuestros socios ingleses de la Alianza Internacional de despachos a la que acabamos de incorporarnos, el jueves estuve en el British Museum (www.britishmuseum.org). Visité la colección de arte africano donada por un benefactor. Mirad qué obra tan bella:

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Aunque parece una tela de seda por su caída y su brillo, se trata de una composición del artista de Ghana llamado EL ANATSUI titulada “Recycled metal foil bottle neck wrappers”. Si te fijas bien, observarás que está hecho con las laminas de plástico y metal que sellan las botellas de vino, unidas entre sí laboriosamente con finos alambres, como muestra la siguiente foto:

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También está expuesto “EL ARBOL DE LA VIDA”, una obra colectiva de varios artistas mozambiqueños:

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Mirada de cerca, resulta que está fabricada con piezas arrancadas a diversos tipos de arma: cargadores, tambores, casquillos, cuchillos, machetes y otros. Pone los pelos de punta. De los mismos artistas es este curioso insecto:

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Fíjate en las alas, hechas con AK-47 (http://es.wikipedia.org/wiki/AK-47).

Cuando vas a enfrentarte a una reunión en la que sólo se tratan intereses económicos, el arte te remueve y pone la vida en su sitio.

lunes, 3 de marzo de 2008

Tú y la mora creditoris

Siempre me ha llamado la atención cómo puede ser que una persona encargue una cosa y luego se niegue a recibirla. Seguro que a ti te ha pasado más veces de las que eres consciente.

La mora creditoris o mora credendi ocurre cuando el acreedor, sin justa causa, rechaza la oferta de pago que le hace su deudor. Por ejemplo, lamentablemente un ejemplo muy frecuente, un cliente que encarga que le redactes un contrato a toda prisa, que se lo entregues mañana porque lo firma el miércoles. Tú te lo crees, embarcas a tus compañeros, les haces dejar otra cosa no sé si más urgente, pero ciertamente programada de antemano, redactan el contrato, tú lo revisas y se lo envías al cliente con acuse de recibo. El cliente abre el email tres o cuatro días después sin explicación alguna.

El viejo aforismo “el cliente siempre tiene la razón” aplicado exitosa y coherentemente por El Corte Inglés yo creo que no se extiende a nuestra profesión. Muchas veces nos toca hacer de “Pepito Grillo” y andar recordando al cliente lo que tendría que haber hecho. Constantemente tenemos que advertirle de las cosas que hace mal, pues no siempre tiene la razón.

La mora creditoris o mora credendi está más presente en tu vida de lo que quizá hayas considerado. Fíjate en la letra pequeña del recibo de la tintorería: “las prendas no retiradas en el transcurso de TRES MESES de la fecha para su entrega, sufrirán un recargo adicional por guardarropa, de.....% mensual sobre el precio del servicio”. Me parece un supuesto en el que la tintorería completa el contrato de obra (esta vez sí que claramente no es contrato de arrendamiento de servicios) con una cláusula especifica cubriendo las consecuencias de tu demora como cliente a la hora de retirar la prenda. La tintorería paga (en el sentido del artículo 1.157 del Código Civil) cuando completamente se hubiese entregado la cosa o hecho la prestación en que la obligación consistía. Y toda obligación consiste en dar, hacer o no hacer alguna cosa (artículo 1.088 del Código Civil, el único que me sé de memoria al igual que uno de mis comentaristas habituales en este blog).

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Otro ejemplo de mora creditoris que me parece inquietante y merecedor de la pérdida de la confianza es desastrosamente frecuente. Me refiero al caso en el que tu jefe te solicita que le entregues un documento en determinado plazo y, después, el documento coge polvo encima de su mesa durante semanas y más semanas. Comportamiento impresentable a la par que desgraciadamente común.

Por ultimo, el ejemplo de la vida diaria que más recurrentemente sufrimos sería el de la ENDESA, FENOSA, o IBERDROLA de turno. Si no dejas que te lean el contador, la cláusula tácita (¿o expresa?) consiste en que te facturan la media de los últimos meses. Conozco gente que vive años y años abusando de esas últimas medias anuales y consumiendo mucho más. De todas formas, seguro que a la eléctrica sigue saliéndole a cuenta.

Por cierto, ahora que miro el recibo de la tintorería, no sé si tengo que pagar 6 u 8 euros. Mañana saldré de dudas.