martes, 9 de junio de 2009

Actitudes laborales ante la crisis: 1. El que dimite moralmente.

Mi amigo José (nombre supuesto) conserva su trabajo, pero ha dimitido moralmente. Trabaja en una consultora altamente sofisticada, con una cartera de clientes cautiva, corta y exigente. Sus compañeros y él mismo tienen una altísima cualificación. A decir verdad, son un grupo de “cerebritos”, gente muy inteligente y con tendencia a la introspección. En su empresa ha habido despidos acompañados de una rumorología abundante.

José y sus colegas calientan la silla de 9 a 21 horas cada día. Aunque la carga de trabajo ha descendido por los menores pedidos de los clientes, de allí nadie se atreve a irse hasta que desfila el jefe. José siente que su matrimonio se tambalea por los horarios y por el aburrimiento vital de José (tampoco es que su mujer sea la Alegría de la Huerta, ya que estamos). A José le fastidia llegar tan tarde a casa y no poder ver a sus hijos. Le encantaría largarse, pero a ver dónde se recoloca un ingeniero empollón con gran inteligencia pero poca vis comercial.

José ha perdido todo apego a su empresa, toda motivación y las ganas de ir a trabajar. Llega a la oficina con tales reservas mentales frente a su jefe que el otro día me dijo “ojalá que me echen y me voy a cobrar el paro”. Y la vida transcurre mientras él pierde miserablemente el tiempo en corrillos alrededor de la máquina de café especulando sobre la insoportable levedad del ser. José ha dimitido moralmente de su empresa. No dimite jurídicamente porque no puede: le faltan valor, perspectiva y un plan B.

La dimisión moral es muy dañina para el ambiente laboral (cosa que a sus jefes les importa poco), pero también para la productividad y la precisión de un trabajo que tiene pinta de ser bastante difícil. Sin concentración, José divaga mañana, tarde y noche estirando como el chicle el poco trabajo que tiene. No me extrañaría que cometiera errores estúpidos debidos a la falta de ganas.

José, un consejo: tienes un buen trabajo, que es el que siempre quisiste tener. Vente arriba por ti mismo; nadie lo hará por ti. Haz algo de deporte: anda, corre, haz una rondita de abdominales por la mañana antes de salir de casa. Ya que pasas tantas horas en el trabajo, aprovecha y escribe un blog, que desahoga mucho. Readmítete a ti mismo en la empresa. Retira tu dimisión moral. De mañana no pasa. Mañana tiene que salir el sol sí o sí.

http://www.youtube.com/watch?v=5PzL8aL6jtI

La semana que viene, más.

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