Por si no lo lees bien, destaco algunos de los patrocinadores: Lehman Brothers, Merril Lynch, Wachovia, Credit Suisse First Boston, Morgan Stanley, Goldman Sachs, Bank of America, Cigna …
El evento giraba bajo el lema “Inspiring Leadership”. Ahora sería algo como “inspiring bankruptcy”. Yo uso la citada camiseta (símbolo máximo del vintage) para inspirar y espirar en el gimnasio, de ahí su aspecto poco lustroso. No estuve en el evento y de hecho nunca he pisado Wharton, lo que me costó ya una bronca familiar.
La camiseta me recuerda hoy el dicho latino sic transit gloria mundi, inigualablemente pintado por Valdés Leal en su famoso lienzo
Esta expresión se la repiten tres veces a cada Papa en su investidura para que no se le olvide que su gloria es efímera. También se la decía un esclavo al general romano victorioso para recordarle que era un mortal.
Ahora una nueva promoción del MAJ está a punto de salir al mercado laboral más inhóspito de los últimos años. Nada más lejos de mi intención que recomendarles aceptar cualquier puesto, aunque confieso que yo a su edad prefería estar mal acompañada que sola. Sólo les digo que, en estos tiempos de incertidumbre, no elijan acríticamente la megamultinacional o el conocidísimo despacho sólo por la marca. Que se acuerden de Enron y de Arthur Andersen, de ING, de Fortis y de toda la banca islandesa, de Martinsa-Fadesa y de tantas otras.
Los MAJ salen con las mejores herramientas y técnicas de trabajo. Si le ponen ilusión, aprenderán de cualquier persona dispuesta a darles una oportunidad. Ánimo y adelante. De aprender es de lo que se trata. La estabilidad y la marca ya llegarán, si es que hacen falta, que después de quince años en la abogacía estoy empezando a dudarlo.
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