martes, 8 de julio de 2008

Días que se graban en la memoria

Por estas fechas de julio se cumple el aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco.

Leyendo antes a José María Cervelló en http://cervello.blogs.ie.edu/2008/07/mi_cumpleanos_por_jose_maria_c.html, caigo en la cuenta de que hay días en la vida que (para bien o para mal) se graban en la memoria de forma indeleble. Sobre esos días de la muerte de Miguel Ángel Blanco me acuerdo de cada cosa que hice, cada manifestación a la que fui y otras que vi en la televisión. Y una multitudinaria que me perdí por estar trabajando (qué idiota). Pasado el tiempo, continúo recordando con nitidez las sensaciones: la impotencia, la rabia y el dolor. También pensé “esta vez sí que sí que se acabó”.

Igualmente recuerdo hora por hora lo que hice el 11-M: la angustia en la clase que tuve en el IE a las 9 de la mañana, la duda de si habían sido unos u otros, la conversación con un amable cliente holandés desolado y respetuoso con el tono fúnebre de la jornada. ¿Y alguien no se acuerda de la lluvia del día siguiente?

Por último, me acuerdo bien del anuncio de tregua (ilusos, en casa guardamos el periódico de ese día pensando que sería “la buena”), y no se me borran la bomba de la T-4 y la forma en que un taxista me dio la noticia del último asesinato (el de Isaías Carrasco). Lamentablemente, los atentados en Israel, Irak o Georgia no los tengo en la mente, y eso que se llevan por delante a cientos o miles al año.

No sé cómo se acaba con esto. Nadie lo sabe. Otro día intentaré compartir pensamientos, recuerdos y sensaciones menos funestos. Prometido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario