lunes, 22 de junio de 2009

Actitudes laborales ante la crisis II: El beauty contest o beauty parade de abogados

El lunes pasado fui a conocer de primera mano los asuntos jurídicos de un nuevo cliente que nos ha contratado después de un minucioso beauty contest. Un beauty contest o beauty parade en la jerga de los abogados no es un concurso de belleza, pero sí es un concurso. Se trata de un proceso de selección organizado por fases en el que los clientes visitan las oficinas de los despachos candidatos y se les examina en las categorías que el cliente considera que necesita. Atraviesa necesariamente por varias fases, una de las cuales consiste en defender tu candidatura como la elección óptima para el cliente. Me impresionó de ese cliente en particular lo claros que tenía sus objetivos y sus procesos, así que se han ganado este post.

Aunque no están terriblemente golpeados por la crisis, es verdad que no todos los productos que comercializan son de primera necesidad, así que algo deben de estar sufriéndola. Todavía no sé cuánto. Lo importante es que se les nota que reman juntos en la misma dirección, que es la dirección de la empresa. Por ejemplo, uno de ellos, preocupado por el inminente concurso de un cliente moroso, el sábado por la mañana se fue a Correos a poner un burofax no fuera a ser que el lunes fuera tarde. A ver cuántos empleados que conozcáis van en sus días de descanso a Correos preocupados por un tema profesional. A esto lo llamo “el que arrima el hombro”. Esta actitud requiere una buena sintonía personal ente los miembros del equipo, que hagan suyos los objetivos de la empresa.

Asistí a una conferencia el jueves impartida por Pilar Gómez-Acebo, especialista en Recursos Humanos, que con una crudeza de la que a mí me gustan explicó que en Occidente somos unos blandos psicológicos y se nos comerán vivos los Orientales por su enorme capacidad de sacrificio, dureza psicológica y laboriosidad. También comentó que la inmensa mayoría de las veces que un trabajador se cambia voluntariamente de empleo lo hace porque no soporta a su jefe (yo lo he hecho) y que las personas son lo más importante que hay en las empresas, a gran distancia del siguiente activo. Esto es especialmente importante en prestadores de servicios. También dijo que hay empresas en que los propios trabajadores están proponiendo reducciones colectivas de salario para salvarse en grupo, que es la segunda actitud ante la crisis que quería comentar: “juntos, salimos de ésta”.

La empresa en la que pienso está poblada por un grupo de consultores de altísima cualificación y especialización en un sector muy pequeño en volumen de empresas. Vamos, que se conocen todos con sus nombres y apellidos. Este grupo de élite está sufriendo la crisis en su volumen de facturación, pero siguen trabajando las mismas horas, intentando hacer cross selling. El cross selling consiste en vender tú lo que hace tu compañero, o bien en presentar a tus clientes las otras especialidades que la empresa trabaja. La consultoría que comento empezó por despedir al gran jefe de sueldo millonario y retorno escaso y ahora resulta que los empleados funcionan solos como un reloj. Su seniority es tal que cada uno viene a trabajar día a día en lo suyo, toman las decisiones estratégicas en los comités de dirección de los lunes y, por el momento, tiran p’alante. Ahora están intentando que no haya más despidos pues les preocupa perder talento de su equipo. Cuando el panorama se aclare quieren tener claro que pueden seguir siendo competitivos. No se confunda este caso con una cooperativa, ya que la empresa tiene sus accionistas y no son los trabajadores. Tampoco son una comuna. Eso sí, han pasado a de estar inquietos constantemente a tener una cierta paz por su decisión empresarial de conservar el empleo apretándose todos el cinturón. También su paz proviene del convencimiento íntimo que todos ellos tienen de que, si los despiden, podrán colocarse en otro sitio. Y la empresa, de momento, les deja hacer.

Aunque me he dejado la bola de cristal apagada hoy, yo creo que el cliente del beauty contest va a salir adelante de la crisis y también el grupo de élite que se aprieta el cinturón.

martes, 9 de junio de 2009

Actitudes laborales ante la crisis: 1. El que dimite moralmente.

Mi amigo José (nombre supuesto) conserva su trabajo, pero ha dimitido moralmente. Trabaja en una consultora altamente sofisticada, con una cartera de clientes cautiva, corta y exigente. Sus compañeros y él mismo tienen una altísima cualificación. A decir verdad, son un grupo de “cerebritos”, gente muy inteligente y con tendencia a la introspección. En su empresa ha habido despidos acompañados de una rumorología abundante.

José y sus colegas calientan la silla de 9 a 21 horas cada día. Aunque la carga de trabajo ha descendido por los menores pedidos de los clientes, de allí nadie se atreve a irse hasta que desfila el jefe. José siente que su matrimonio se tambalea por los horarios y por el aburrimiento vital de José (tampoco es que su mujer sea la Alegría de la Huerta, ya que estamos). A José le fastidia llegar tan tarde a casa y no poder ver a sus hijos. Le encantaría largarse, pero a ver dónde se recoloca un ingeniero empollón con gran inteligencia pero poca vis comercial.

José ha perdido todo apego a su empresa, toda motivación y las ganas de ir a trabajar. Llega a la oficina con tales reservas mentales frente a su jefe que el otro día me dijo “ojalá que me echen y me voy a cobrar el paro”. Y la vida transcurre mientras él pierde miserablemente el tiempo en corrillos alrededor de la máquina de café especulando sobre la insoportable levedad del ser. José ha dimitido moralmente de su empresa. No dimite jurídicamente porque no puede: le faltan valor, perspectiva y un plan B.

La dimisión moral es muy dañina para el ambiente laboral (cosa que a sus jefes les importa poco), pero también para la productividad y la precisión de un trabajo que tiene pinta de ser bastante difícil. Sin concentración, José divaga mañana, tarde y noche estirando como el chicle el poco trabajo que tiene. No me extrañaría que cometiera errores estúpidos debidos a la falta de ganas.

José, un consejo: tienes un buen trabajo, que es el que siempre quisiste tener. Vente arriba por ti mismo; nadie lo hará por ti. Haz algo de deporte: anda, corre, haz una rondita de abdominales por la mañana antes de salir de casa. Ya que pasas tantas horas en el trabajo, aprovecha y escribe un blog, que desahoga mucho. Readmítete a ti mismo en la empresa. Retira tu dimisión moral. De mañana no pasa. Mañana tiene que salir el sol sí o sí.

http://www.youtube.com/watch?v=5PzL8aL6jtI

La semana que viene, más.